LA AUTORA



Belén Huarte Nagore (Pamplona, 1972). Ingeniera agrónoma y diplomada en Gestión de Proyectos de Cooperación Internacional  que ha desarrollado su trayectoria profesional en el sector agroalimentario –especialmente en la producción ecológica- y en menor medida en la Cooperación al Desarrollo. De naturaleza inquieta, ha compartido intereses personales y sociales en diferentes grupos y colectivos. Su gusto por la escritura, unido a un revoloteo interior de mariposas, le han llevado a escribir esta, su primera novela.

Valga esta breve reseña como un intento de boceto de algunos aspectos de mi persona, pues lo que realmente nos describe es nuestra manera de querer, nuestros anhelos y  miedos, lo que nos hace reír hasta morir, lo que nos exaspera o lo que nos lleva a tocar el cielo, aquello que “nos pierde”…en definitiva, cómo hemos hecho el camino ya andado y cómo soñamos hacer el que nos queda. 

Tengo que admitir que me cuesta mucho saltar al ruedo de las redes sociales –no he estado hasta ahora- a pesar de que el encuentro con otras personas me resulte de lo más necesario y  estimulante, pero la posibilidad de contacto con quienes me hayan leído pesa más que tal prevención.

Me siento muy agradecida a mis lectores y lectoras. Disfruté enormemente escribiendo la novela: la historia nació e iba creciendo en mí, y sentí que tenía que volcarla al papel, con la fortuna de no sentir la presión de enfrentarse al folio en blanco. Como comenté en una entrevista, los personajes de esta historia ya son parte de mí: me he reído y he llorado mucho con ellos. Y he disfrutado más de lo esperado con vuestra respuesta -aún sigo en ello-, gracias a la cual sacamos la 2ª edición. Este espacio va por vosotras y vosotros… 

Continuando con los agradecimientos, me gustaría replicar aquí la dedicatoria de esta mi primera novela:

A Adolfo, por su soplo generoso que no cesa.
A mis hijos Julen y Aritz, por la revolución vital de cada día.
A mis padres, por ser el mejor trampolín hacia la vida.
Y en especial a aquellos encuentros que nos traen horizontes nuevos y mágicas complicidades.
Un beso para Elena.